Alguien puede, según lo expuesto anteriormente, llegar a la conclusión de que el Yoga IYENGAR es únicamente gimnasia y respiración profunda o Asana y Pranayama. Esto es incorrecto.
Asanas y Pranayama se usan únicamente como las herramientas con las que se dominan los 8 aspectos del Yoga Astanga de Patanñjali. El dominio del cuerpo es la vía de acceso para el dominio de la mente. Considere lo siguiente: el ser humano completo, desde la parte más externa de la piel hasta el ser más profundo (o alma) está interconectado. Por ejemplo, si el cuerpo está enfermo la mente también se deprime, aletarga o malhumora y si la mente está estresada el cuerpo se tensa. La intensidad y la profundidad con la que se practica el Yoga Iyengar sobre el nivel físico realmente afectan y cambian la mente y el espíritu.
Mientras se ejecutan las asanas todo el cuerpo y la mente deben aprender a involucrarse. Uno tiene que expandir su conciencia a las partes más pequeñas del cuerpo simultáneamente y con eso la mente se vuelve alerta, atenta y afilada. Se aprende a respirar de forma suave, profunda y uniforme con lo que la energía (prana) puede fluir sin obstrucciones y se aprende a tranquilizar la mente y a hacerla más receptiva promoviendo un estado meditativo de la mente. Esto hace que el cuerpo esté preparado para el Pranayama.
A través de las asanas también se aprende a tomar conciencia y a aplicar la ética – Yama y Niyama. Por ejemplo uno de los Niyamas es sauca (Pureza). Un ejemplo: Como el Yoga forja una conciencia muy afilada del estado del cuerpo y de la mente, uno se hace muy consciente de su estado de salud y comienza a tener cuidado de su bienestar. Después de haber comido y bebido mucho, el cuerpo sufre y la mente se entorpece. Como uno pasa más y más tiempo practicando Yoga, la contradicción obvia de la auto destrucción se hace más dura de reconciliar y uno comienza a moderarse en la comida y la bebida, dirigiéndose hacia un estilo de vida más puro. Otro ejemplo de esto es el Yama de la no violencia. Aunque superficialmente Yamas son los mandamientos morales universales y Niyama son las reglas para la auto purificación, ambos pueden aplicarse por igual a cualquier situación ya sea social o del cuerpo físico. Iyengar ha utilizado certeramente las asanas como un camino para ilustrar las complejidades de estas disciplinas. Por ejemplo, >mientras se ejecuta Parsvakonasana (una de las muchas posturas) alguien puede experimentar dolor en la rodilla frontal y asumir que es la culpable de la incomodidad de uno. Pero en realidad la rodilla está causando dolor porque se ha forzado en una posición no natural a causa de que el muslo y la nalga están trabajando con pereza. Lo que lleva a la conclusión de que el muslo y la nalga son violentos al ser perezosos ya que así hieren a la rodilla. El remedio está en hacer trabajar la nalga y el muslo correctamente para que la rodilla pueda funcionar de forma correcta y desaparezca el malestar. A medida que la sensibilidad que uno tiene en las posturas aumenta, también comprende que no sólo el muslo y la nalga, sino todas las partes del cuerpo en mayor o menor grado han jugado su rol en la violencia de la rodilla. Esta forma de pensar puede aplicarse a la sociedad donde es fácil encontrar las raíces de violencia en hogares infelices, una infancia desatendida y una educación escasa.
Pranayama es el prerrequisito esencial para una meditación correcta y verdadera. Iyengar manifiesta que aunque es teóricamente posible alcanzar un estado meditativo de la mente simplemente sentándose y concentrándose, en la práctica esto no es posible para el 99% de las personas. En meditación la mente está absolutamente silenciosa, pero afilada. Mucha gente va a clases de meditación, incluso durante muchos años, pero pocos alcanzan este estado de consciencia. Iyengar dice que para la gente normal, la mente tiene demasiados “portales”, es como un colador lleno de agua, no importa qué agujero se bloquee que el agua continúa derramándose por el resto. La mente es demasiado sutil, astuta e inquieta para que sea controlada y calmada. Por todo ello se recomienda el Pranayama ya que utiliza la respiración para aquietar la mente. Una respiración suave, sutil y controlada es mucho más fácil de dominar que la mente y cuando la respiración se vuelve suave y estable lo mismo le ocurre a la mente. Entonces uno aprende a retirar los sentidos de los objetos del exterior y a cultivar el estado de la mente donde pueda producirse la experiencia de la meditación.
Meditación
Como ya se indicó, la meditación es un estado de la mente que no se puede aprender, por lo que la práctica de sentarse e intentar meditar no es garantía de éxito en sí misma. Mejor dicho, los fundamentos de la auto-realización tienen que construirse a través de la práctica de las cinco primeras disciplinas del yoga. La experiencia de meditación llega cuando el estudiante está preparado.
Esto lleva a otra idea clave del yoga IYENGAR: meditación en la acción. Si uno puede meditar sobre la llama de una vela, un grano de arroz u otro objeto, ¿por qué no meditar en la postura que se está desarrollando? Así, a medida que el estudiante hace las posturas de yoga, la mente aprende a tomar conciencia de las diferentes partes del cuerpo. Al principio la mente se mueve de una parte a otra, pero con entrenamiento aprende a permanecer absorbida en todas las partes del cuerpo, uniformemente, al mismo tiempo. Se aprende a refinar la percepción consciente y a penetrar con mayor profundidad en el cuerpo para obtener posturas más correctas y por la tanto más eficaces y confortables. De esta manera la mente se entrena para alcanzar un estado meditativo del ser. Aunque pranayama es la llave real para la preparación a la meditación, el progreso hecho es aplicable a las asanas que pueden practicarse hasta tal grado de refinamiento que uno medita en la postura.